viernes, 4 de noviembre de 2011

EL ANGEL DE LA MUERTE

“Josef Rudolf Mengele /ˈjoːzəf ˈʁuːdɔlf ˈmɛngələ/,(Günzburg, Baviera, 16 de marzo de 1911Bertioga, Brasil, 7 de febrero de 1979) fue un médico y criminal de guerra nazi, especialmente reconocido por sus experimentos con seres humanos en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, Polonia. Sus conocimientos en Anatomía, Cirugía, Genética, Enfermedades, Tratamientos, entre otros aspectos, en su facultad de profesional de la Medicina, los aplicó analizando, estudiando, torturando y ejecutando a miles de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. Es por ello por lo que, tras conocerse estos crímenes, se le apodó El Ángel de la Muerte.”

“A partir de 1943, los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos.[4] Prácticamente todos los experimentos de Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el gobierno nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, documentado al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente).[4] Las personas objeto de los experimentos de Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinados para su posterior disección.
Mengele extraía los ojos a sus víctimas y los colocaba en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos.
En cooperación con otros médicos, Mengele intentó también buscar un método de esterilización masiva; muchas de las víctimas fueron mujeres a las que se les inyectaban diversas sustancias, sucumbiendo muchas de ellas o quedándose estériles en muchos otros casos.
En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes para observar sus reacciones ante la hipotermia.
También cooperó con su contraparte de la aviación, el médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos sometiendo a personas a cambios de presiones extremos. Los individuos perecían en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intracraneal. Rascher fue el equivalente de Mengele en el campo de la experimentación con humanos, pero con fines militares. Su perversidad anduvo a la par con este último, pero su historia y final fueron muy distintos.
Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían deformidades, enfermedades hereditarias (enanismo, síndrome de Down), siameses e incluso con mellizos, diseccionándolos vivos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos.
Otra de sus líneas de "investigación" fue el virus etno-específico.[5]
Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para servir en sus ensayos, el trato recibido no era mejor que el de los condenados a las cámaras de gas.[6]
En 1944, Mengele deseaba un cambio: aunque estaba orgulloso de sus experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por un inspector.
El informe emitido por un coronel SS destacaba la personalidad, profesionalidad y celo del deber de Mengele, que le daban méritos para un ascenso y un nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se le reasignó desde Auschwitz.
Mengele hizo en una ocasión cargar un vagón de tren con unos cajones que los internos notaron "demasiado pesados para su volumen". Los cajones iban dirigidos a Günzburg y algunos internos dedujeron - correctamente - que los cajones contenían lingotes de oro, provenientes de las extracciones dentales de las víctimas del campo. Éste fue uno de los primeros indicios de que Mengele había presentido el fin de la Alemania Nazi.”

2 comentarios:

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  2. Ayyy dios... :S Pero que cósas!!

    Vaya manera de experimentar.. no existía el valor de la vida? No existía el dolor por el sufrimiento de otros? Siempre que leo algún documento sobre esa época me dan escalofríos.. Sé que "gracias" a muchos de los experimentos que se hicieron en aquellos tiempos, se realizaron grandes avances en psicología, anatomía, y en enfermedades como cancer, tifus, tuberculosis,...etc. Pero y la ética de usar esa información extraída de experimentos con prisioneros?
    Un texto impactante. Un saludo!

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